Lisboa, se alza a orillas del río Tajo. El bajo horizonte de la ciudad, su ambiente sencillo y su agradable mezcla de estilos arquitectónicos se combinan de tal forma que la convierten en la urbe preferida por muchos visitantes. A pesar del esfuerzo requerido para franquear sus colinas, es bastante sencillo orientarse en la ciudad, ya que la mayoría de las actividades cotidianas se concentran en la parte baja de la misma.
Uno de los atractivos más notables de Lisboa es el Mosteiro dos Jerónimos, cuya construcción se inició aproximadamente en 1502 y culminó hacia finales de siglo. Este edificio resistió el gran terremoto de 1755 y, actualmente, sigue siendo el ejemplo más claro de la arquitectura manuelina lisbonesa. Cerca de allí se alza la Torre de Belém, monumento de estilo manuelino situado sobre el río Tajo, probablemente el más fotografiado de Portugal.
Lisboa cuenta con numerosos museos de interés, entre los que destacan el Museu Nacional do Azulejo, que contiene una magnífica exposición de azulejos decorativos; el Museu Nacional de Arte Antiga, que alberga la colección nacional de obras de pintores portugueses; y el inmenso Museu Calouste Gulbenkian, considerado el mejor de Portugal, con exposiciones de pintura, escultura, alfombras, monedas y cerámicas de todo el mundo.
Otros puntos de interés son los barrios de Baixa y Alfama. Aquí se pueden encontrar algunos de los lugares más antiguos y maravillosos de la ciudad: una anarquía de calles empedradas, plazas y callejuelas que alberga mercados y artesanos, edificios pintorescos y castillos.