Desde casi cualquier rincón de la ciudad destaca esta mole blanca que a fecha de hoy parece seguir protegiendo a la urbe de todo ataque contra el buen gusto. Desde arriba nos podemos hacer una buena idea de cómo recorrer el maravilloso casco antiguo de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad desde 1997.
Si el tiempo lo permite es más que recomendable tomarse un refrigerio en algunas de sus muchas terrazas con vistas.
Junto a las cinco plazas que rodean a su Catedral, de clara influencia italiana, conviven estrechas callejuelas medievales, siendo la más famosa la Getreidegasse, cargada de tiendas y reclamos para el viajero. La casa de Mozart, los nobles edificios del Barroco y el Renacimiento…no hay época arquitectónica que no haya dejado un regalo a Salzburgo.
Como también lo ha hecho el cine. Cuando en 1965 llegó a la gran pantalla 'Sonrisas y Lágrimas', Salzburgo y sus alrededores pasaron a convertirse en objeto de deseo para cientos de cinéfilos encargados de convertir a la película en un mito del séptimo arte. Todavía hoy sus nietos suspiran emocionados al recorrer los lugares por dónde pasó la familia Von Trapp, recordando cada escena y tarareando sin querer todas sus canciones.
Dentro de la urbe es imprescindible darse un buen paseo por los Jardines de Mirabell, donde María y los niños cantan Do-Re-Mi. Durante el buen tiempo son perfectos para alejarse un poco del concurridísimo casco antiguo de la ciudad.
El cementerio de San Pedro todavía guarda el misterio de la escena de la huida, una de las más emocionantes de toda la película. Curioseando entre sus tumbas también se aprende mucho del pasado brillante de la ciudad.
Con los Alpes como testigo llegamos al parque del Palacio de Hellbrun, famoso por sus juegos de agua, donde se encuentra el kiosko de música que sirvió de escenario a una de las escenas más recordadas: el momento en el que la inocente hija mayor del barón Liesl, a punto de cumplir 17 años, declara su amor a su prometido, un joven militar a punto de convertirse al nazismo.
La fachada trasera del Palacio Leopoldskron, con vistas al lago del mismo nombre, ejerció de casa del Baron Von Trapp. El palacio, terminado en 1744, es una joya del arte rococó, aunque en la actualidad no puede visitarse por dentro.
Serpenteando entre valles llegamos al lago Mondsee, posiblemente uno de los más pintorescos de Austria. Allí se encuentra la Basílica dónde María se casa con el Barón. Hoy es un placer curiosear por los alrededores del lago o simplemente tomarse un reconfortante café frente a la Basílica.
El recorrido completo dura unas cuatro horas y es la excusa perfecta para recorrer algunos de los parajes más bonitos de Europa.