Toledo no nos permite elegir entre las fuentes de su cultura y su
historia, declarada Patrimonio de la Humanidad, toda ella es mezcla de
tiempos y pobladores, de culturas y religiones, todos los estilos están
en sus monumentos, todas las actividades seculares se representan en
ella y su visita engrandece el alma, la inteligencia y la cultura.
Toledo no deja indiferente y se nos clava en la memoria como el lugar al
que volver siempre y que nunca terminaremos de conocer.
Abrazada por el meandro del Tajo, su posición geográfica guarda las
causas de su longeva importancia. El hombre siempre encontró en el Torno
del Tajo un lugar de privilegio estratégico para asentarse. En alto y
rodeada por el foso natural del río, no deja dudas de su emplazamiento
defensivo y de vigilancia. Por ello, algunos de los monumentos
importantes están relacionados con su estructura militar: El Alcazar,
la muralla o el Castillo de San Servando…
Toledo se erige como una ciudad tolerante que entendió ser elegida
por distintos pueblos que la habitaron y supo respetar sus pasos
conservando aún hoy huellas importantes y bien conservadas, que le han
otorgado el sobrenombre de Ciudad de las Tres Culturas.
El breve relato empeñado en señalar pocos lugares por no excluir los
que sin duda no merecen ser ofendidos, termina como empezó, narrando al
viajero que hay cien toledos para disfrutar: el del Greco, el noctuno,
el artesano, el judío, el literario… La ciudad invita a la estancia y a
saborear con calma la trama de su pasado, en la modernidad de su
presente, que nos ofrece numerosas posibilidades para pasar más de un
día y aun así… querer volver.
Una ciudad preciosa , donde hay tanto que ver, que necesitas varias visitas para conocerla.
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